Veredicto de Elor Azaria: ‘No hay justicia para los palestinos’

El soldado que asesinó a un palestino herido ha sido sentenciado a 18 meses de prisión

La sentencia de Azaria es mucho más leve que los tres a cinco años solicitados por la acusación. (Foto: Heidi Levine / Reuters)

JONATHAN COOK

NAZARET — Los grupos de derechos humanos y los líderes palestinos han condenado lo que han calificado como un castigo “extremadamente indulgente” para Elor Azaria, el médico del ejército israelí que fue grabado en Hebrón ejecutando a un palestino gravemente herido el año pasado.

El martes, un tribunal militar sentenció al soldado a 18 meses de prisión y a una degradación de su rango militar, casi un año después de que le disparara a corta distancia en la cabeza a Abdel Fatah al Sharif, de 21 años.

Pocas veces ha habido en Israel un juicio en el que los jueces hayan sufrido tantas presiones, en su mayoría hostiles. Eso parece que ha quedado reflejado en su sentencia, emitida más de un mes después de que Azaria fuera encontrado culpable de homicidio.

La condena es mucho menor que los tres a cinco años solicitados por la acusación y muy por debajo de la pena máxima de 20 años. Uno de los tres jueces discrepó y recomendó una pena de entre dos y medio y cinco años.

“Azaria debería haber sido condenado a cadena perpetua. Esto no funcionará como disuasión para otros soldados a los que les guste disparar”, dice Yamal Zahalka, miembro palestino del parlamento israelí. “Hay miles de soldados que han matado a palestinos, pero no han sido llevados a juicio. Pilotos israelíes arrojaron bombas sobre escuelas y hospitales en Gaza [en la agresión de 2014]. ¿Por qué no han sido juzgados?”.

Según Zahalka, Israel es una “democracia de armas” y añadió: “El verdadero autor de los crímenes contra los palestinos es el estado israelí. Llevando a un soldado a juicio, Israel espera conferir legitimidad a todo homicidio sancionado por el aparato de estado”.

Incluso antes de la sentencia, los abogados de Azaria habían dicho que recurrirían el veredicto. Si eso no sirviera, se comprometieron a pedir el indulto. El ministro israelí de educación, Naftalí Bennett, apoyó rápidamente el indulto para Azaria.

Para los palestinos, el juicio ha sido poco más que una farsa. La familia de Sharif dijo que Azaria había llevado a cabo una “ejecución a sangre fría”, no un homicidio. Y añadieron: “La sentencia es menor que la que recibe un niño palestino por tirar piedras”.

Azaria le disparó a Sharif más de diez minutos después de que el palestino hubiera sido gravemente herido por otros soldados en un puesto de control y se encontraba indefenso en el suelo.

Samir Zakut, portavoz del Centro Al Mezan de Derechos Humanos, con sede en Gaza, dice que esta indulgente sentencia “no ha sido una sorpresa”.

“Los palestinos no esperamos ningún tipo de justicia del sistema legal israelí”, dice. “Las vidas de los palestinos no tienen valor para ellos”.

Addameer, un grupo que defiende los derechos de los presos palestinos, también ha condenado la sentencia, señalando que es menor que las condenas que han recibido muchos palestinos por pertenecer a una organización proscrita por Israel.

“El mensaje que esto envía a otros soldados y agentes de policía que ejecutan extrajudicialmente a palestinos es que sus acciones no serán tomadas en cuenta seriamente y que la impunidad continuará”, ha dicho el grupo en una declaración enviada a Al Yazira.

A pesar de las evidencias indiscutibles, los fiscales militares rechazaron el año pasado el cargo de asesinato y acordaron una acusación menor de homicidio, en un ambiente de apoyo masivo al soldado por parte de políticos y ciudadanos israelíes.

Las encuestas han mostrado que la mayoría de los israelíes judíos aprobaba que Azaria se negara a mostrar remordimiento: creían que actuó de forma apropiada y que había sido encausado injustamente.

Durante el juicio pudimos enterarnos de que Azaria, de 20 años, tenía ideas extremistas antiárabes, que expresó en varias ocasiones en redes sociales. En un mensaje de Facebook, publicado durante la agresión contra Gaza de 2014, Azaria llamó a masacrar a todos los palestinos del pequeño enclave costero.

También admitió haber pasado mucho tiempo en Hebrón con los seguidores del difunto Meir Kahane, un rabino líder del partido violentamente antiárabe Kaj, ilegalizado en 1994 después de que uno de sus partidarios, Baruj Goldstein, matara a 29 palestinos en la mezquita Ibrahimi de Hebrón.

Nada de eso dañó la popularidad de Azaria entre un amplio sector de los israelíes judíos. Los medios de comunicación se refieren a él como “el hijo de todos”.

A pesar del procesamiento de Azaria, el ejército mostró al parecer su preocupación por el daño que el caso podía suponer para la moral.

Los medios de comunicación locales revelaron que, tras la acusación contra Azaria el mes pasado, un destacado jefe militar pidió al padre del soldado que convenciera a la familia para que no recurriera la sentencia a cambio de una pena de tan solo 18 meses de prisión. Al final, eso ha sido lo que decidieron los jueces.

Al parecer, las fuerzas armadas israelíes están preocupadas por las investigaciones que muestran una reciente y brusca caída de la proporción de soldados de combate que creen que su servicio es más importante que las funciones que no son de combate. Hay una caída similar entre los que creen que su jefe les apoyará si se meten en problemas.

Estallaron disturbios fuera del tribunal a principios del mes pasado, cuando Azaria fue declarado culpable. El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu estaba entre aquellos políticos que pidieron el indulto para Azaria incluso antes de que se produjera la sentencia, lo que parecía implicar que el juicio mismo había sido un error judicial.

Sari Bashi, directora de la sección de Israel-Palestina del Observatorio de Derechos Humanos, dijo que la investigación realizada por su organización mostraba que, con mucha frecuencia, los soldados disparaban a matar a los palestinos, incluso cuando sus vidas no corrían ningún peligro o podía emplearse menos fuerza. “Es importante que los líderes políticos y de seguridad de Israel rechacen toda retórica de disparar a matar”, dijo a Al Yazira.

Al pronunciar su veredicto el mes pasado, el tribunal desestimó que Azaria hubiera actuado en legítima defensa. Y concluyó que buscó vengarse en Sharif por un ataque con cuchillo que tuvo lugar poco antes en un puesto de control de la ciudad palestina.

Tras haber recibido una avalancha de amenazas de muerte, los jueces tuvieron que estar protegidos con guardaespaldas. Pero a pesar de que se esperaba que emitieran la sentencia en pocos días, no parecieron tener mucha prisa para concluir el caso. Al parecer, el tiempo extra que se tomaron fue debido a los intentos del ejército de buscar un acuerdo entre bastidores.

Guy Hazot, jefe del batallón de Azaria, habló con el padre del soldado, Charlie Azaria, para proponerle un trato indulgente si su hijo expresaba arrepentimiento por su acción y se comprometía a no recurrir la condena. Charlie Azaria grabó la conversación.

Según el periódico Jerusalem Post, la maniobra de Hazot pretendía “poner fin a los quebraderos de cabeza ocasionados por la repercusión pública del caso y a las divisiones sociales que había creado en las filas del ejército y en todo el país”.

Las artimañas de Hazot plantearon serias dudas sobre la independencia de los tribunales militares, según Nadim Shehadeh, abogado de Adalah, un grupo israelí de derechos legales. “Nunca he oído hablar de un caso en el que los jefes de las fuerzas armadas pasaran por encima del tribunal para ofrecer un arreglo extrajudicial sobre la sentencia”, dijo a Al Yazira. “Es todo muy irregular”.

Azaria tiene ahora varias opciones para evitar o minimizar el tiempo de prisión. Puede pedir al jefe del mando central del ejército que reduzca su condena. Pero lo más probable es que presente un recurso. Sus abogados han dicho que argumentarán que el veredicto de culpabilidad fue influenciado por las declaraciones realizadas el año pasado por el ex ministro de defensa Moisés Yalon y los jefes del ejército en el sentido de que había pruebas claras de que Azaria le disparó a Sharif.

Si eso fallara, Azaria podría pedir el indulto al jefe del estado mayor del ejército, Gadi Eisenkot. Y si este lo rechazara, el último recurso de Azaria sería pedir el indulto del presidente.

Según las encuestas, alrededor del 70 por ciento de los israelíes judíos apoya el indulto total e inmediato.

No sería en absoluto excepcional que Azaria fuera puesto en libertad. Tan solo sería el último de una larga lista de agentes de las fuerzas de seguridad israelíes que, habiéndose demostrado que han matado a palestinos, han sido exonerados por un sistema que trata estos asesinatos con absoluta impunidad, según ha señalado Zahalka.

En el que probablemente sea el caso más notable, conocido como el caso del autobús 300, varios miembros de los servicios secretos fueron indultados después de haber sido condenados por matar a dos palestinos en 1984. Los agentes aplastaron con piedras los cráneos de los palestinos después de haber sido detenidos por secuestrar un autobús.

Tras el perdón, uno de los agentes secretos, Ehud Yatom, pasó a servir en el parlamento israelí. En 2001, el entonces primer ministro Ariel Sharon le nombró asesor antiterrorista, pero los tribunales revocaron la decisión.

Pero lo normal es que los soldados no sean llevados a juicio, aunque existan pruebas abrumadoras de que han cometido delitos, dice Shehadeh. “Hemos visto multitud de casos como el de Azaria, en los que unos soldados han matado o herido a palestinos en puestos de control, pero normalmente no pasa nada. En el caso de Azaria, el incidente fue grabado y no quedó más remedio que llevarlo a juicio”.

De hecho, Azaria es el primer soldado que ha sido juzgado por homicidio desde 2004, cuando Taysir Hayb, un francotirador beduino, mató al activista británico Tom Hurndall en Gaza. Hayb fue condenado a ocho años de prisión y cumplió seis y medio.

Por lo general, cuando el ejército se ve obligado a realizar un procesamiento, señalan los grupos de derechos humanos, los procedimientos se alargan y se acaba llegando a algún arreglo para que los soldados eludan los juicios y penas más graves.

El mes pasado, Ben Dery, un comandante de la policía de fronteras acusado de homicidio, vio cómo su caso se redujo, tras un acuerdo con la acusación, a uno de uso negligente de un arma de fuego. Dery fue grabado cuando mató a tiros a Nadim Nuwara, de 17 años, en el curso de una protesta en un puesto de control de Cisjordania en mayo de 2014, aunque el joven palestino no representaba ningún peligro. Otros tres palestinos fueron igualmente tiroteados y uno de ellos murió también a causa de sus heridas.

La fiscalía aceptó la declaración de Dery de que había cargado por error munición real en su rifle cuando pensaba utilizar balas de goma. La familia de Nuwara calificó el arreglo de “triquiñuela” y “una vergüenza para el sistema judicial israelí”.

Según Zahalka, “nunca habrá una verdadera justicia para los palestinos en los tribunales israelíes. Hay que acudir a la Corte Penal Internacional, donde los israelíes deberían ser juzgados por sus crímenes de guerra”.

Fuente: Elor Azaria verdict: ‘No justice for Palestinians’, Al Yazira, 21/02/2017

Traducción: Javier Villate (@bouleusis)

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