Democracias asesinas



El Premio Nobel de la Paz, Barack Obama, ha arrojado más de 26.000 bombas en siete países durante 2016. Esta es una información perfectamente creíble, pues su fuente son dos miembros del Consejo de Relaciones Exteriores de EEUU. Si lo recuerdan bien, Obama no hizo nada para que le otorgaran ese galardón, sencillamente porque no tuvo tiempo para merecerlo: ocupó la Casa Blanca a finales de enero de 2009 y el premio lo recibió en octubre del mismo año. Y antes, el sr. Obama tampoco hizo nada que se dejara ver. El caso es que le concedieron ese premio por sus esfuerzos diplomáticos en pro del desarme nuclear, la consecución de la paz en Oriente Medio y contra el cambio climático. Increíble.

Los autores del estudio consideran que la cifra de 26.171 bombas lanzadas por EEUU el año pasado, concentradas sobre todo en Siria y en Irak, es conservadora. Dicen que solo hay datos fiables para ataques aéreos realizados en Pakistán, Yemen, Somalia y Libia y, además, señalan que un único “ataque”, según la definición que el Pentágono da del mismo, puede conllevar el lanzamiento de varias bombas y municiones.

Esto supone que los pueblos de los países mencionados sufrieron más el año pasado que en 2015, cuando EEUU arrojó casi 3.000 bombas menos.

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Por otro lado, el periodista Vincent Nouzille ha revelado en su libro Erreurs fatales (Errores fatales) que el jefe del estado francés, François Hollande, ordenó entre 2013 y 2016 la ejecución extrajudicial de al menos 40 presuntos terroristas fuera de Francia.

Hace algunos meses, François Hollande reconoció haber ordenado la “eliminación física” de varios terroristas y presuntos terroristas en un libro de conversaciones con los periodistas Gérard Davet y Fabrice Lhomme, ambos del diario Le Monde.

Cuando vivimos con el miedo en el cuerpo por el terror yihadista, nos olvidamos que las democracias también practican el terrorismo (dejo a cada cual que evalúe si es más atroz el uno o el otro). Porque arrojar más de 26.000 bombas en siete países es terrorismo y ejecutar extrajudicialmente a 40 terroristas también es terrorismo. Lo que falta es valor para decirlo en voz alta. ¡No en nuestro nombre! ¡No a todos los terrorismos!

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